41. Perfiles de adquisición de la lectura y diagnóstico de la dislexia evolutiva en español
Resumen:
La definición tradicional de la dislexia mantiene como criterio fundamental la discrepancia entre la habilidad lectora y la inteligencia del niño, siempre que este haya recibido una adecuada instrucción lectora. Las críticas al criterio de discrepancia han sido en algunas ocasiones contundentes (Stanovich, 1994) y en cualquier caso el diagnóstico no se realiza de acuerdo a criterios etiológicos sino conductuales, siendo estos últimos establecidos de forma estadística. Sin embargo, según Frank Ramus (Ramus, Rosen, Dakin, Day, Castellote, White, y Frith, 2003), está ahora bien establecido que la «dislexia es un trastorno neurológico con un origen genético» y que el «desorden persiste durante toda la vida».
En nuestra opinión, la definición tradicional de la dislexia ha tenido y tiene consecuencias directas sobre cómo se aborda este problema en el contexto del sistema educativo español. Jiménez y Hernández (1999) explican como las Dificultades de Aprendizaje (DA) abarcan desde las necesidades educativas especiales de carácter transitorio o menos severas a las necesidades educativas especiales permanentes o más severas. Ahora bien, aunque en esos momentos existe consenso en la comunidad científica internacional sobre la naturaleza permanente, constitucional y hereditaria de la dislexia (véase p.e.: v.g: Gayán, 2001; Grigorenko, 2001; Ramus, Rosen, Dakin, Day, Castellote, White, y Frith, 2003,) sin embargo, la práctica en la evaluación de las dificultades de aprendizaje de la lectoescritura, al menos en nuestro país, es que tanto las situaciones transitorias como las crónicas y más severas se engloban dentro de una misma categoría diagnóstica. Este hecho provoca que las medidas que se tomen, incluso en casos severos, sean únicamente de carácter curricular. Las consecuencias de este estado del asunto son, para estos sujetos, muchas veces graves. El diagnóstico es impreciso y/o tardío. Las dificultades de aprendizaje más severas sólo se confirman tras mostrar una resistencia a los tratamientos curriculares más convencionales. Mientras tanto, el sujeto sufre normalmente una merma de su autoestima que puede separarle definitivamente del sistema educativo. En definitiva, un diagnóstico más preciso ayudaría a que éstos sujetos recibieran una atención adecuada para superar los retos a los que la escuela les enfrenta día a día.
Juan Luis Luque Vilaseca, Soraya Bordoy Castro, Sonia Rodríguez Somodevilla