34. Intervención logopèdica en la disfagia
I. Introducción
En la deglución normal deben coordinarse veinticinco músculos y cinco pares craneales en cuatro fases. De estas fases, las dos primeras (inicial y oral) son de control voluntario, y las dos últimas (faríngea y esofágica) involuntarias. Cualquiera de estas cuatro fases del proceso deglutorio puede verse afectada y ocasionar lo que conocemos como disfagia (cualquier dificultad o molestia al deglutir), que puede afectar a los pacientes en diversos grados. Algunos experimentarán leves molestias; otros, serán totalmente incapaces de tragar.
Los problemas de la deglución, a menudo insuficientemente diagnosticados, pueden deberse a un buen número de dolencias estructurales o funcionales, y son además relativamente frecuentes.
La disfagia puede ser aguda o crónica. La primera puede ser resultado de infecciones como faringitis, amigdalitis, candidiasis, o aftas bucales. La segunda suele tener su origen en trastornos neurológicos (Parkinson, Alzheimer, esclerosis múltiple, enfermedad de la neurona motora, enfermedad neuromuscular, ...), accidentes cardiovasculares, AVC, anomalías estructurales (tumores del cuello, agrandamiento tiroideo, estenosis benignas, ...), infecciones, causas iatrogénicas (perforación esofágica en intubaciones), reflujo gastroesofágico (RGE), cáncer, envenenamiento, quemaduras esofágicas (lejía, salfumán). El envejecimiento es otra de las causas de disfagia.
No nos ocuparemos aquí de los síntomas y el diagnóstico. Constatemos sólo que el primer paso será una evaluación del paciente y sus síntomas, y un correcto diagnóstico.
Andreu Sauca i Balart